Culito, culito pero de relax
Shin chan: Nevado en Carbónpolis
La franquicia de Shin chan ha recorrido un largo camino desde su debut en el manga allá por 1990. El travieso personaje creado por Yoshito Usui no solo ha conquistado el manga y el anime, sino que ha llegado al mundo de los videojuegos con multitud de títulos en muy distintos sistemas. En esta ocasión, Shin chan: Nevado en Carbónpolis nos trae una experiencia que sigue el legado de Mi verano con el Profesor, una aventura ligera apta para toda la familia y que encantará a los fans del personaje. Vamos a ver que ofrece.
En Nevado en Carbónpolis, los jugadores se encuentran en un juego con una premisa relajada y cargada de tareas cotidianas. Podremos capturar insectos, plantar verduras, cocinar y entablar amistades. A través de dos amplios mapas (un pequeño pueblecito en Akita y la ciudad minera de Carbónpolis), el juego nos invita a realizar relajadas actividades. Para organizar nuestras aventuras, se introduce un sistema de días y ciclos (mañana, tarde y noche). Aunque el ciclo día-noche afecta la aparición de algunos insectos y eventos, aunque creemos que no se encuentra totalmente aprovechado.
Cada una de las dos localizaciones principales ofrece un enfoque distinto: en Akita, el hogar de Shin chan, nos dedicamos a la captura de insectos y al cultivo, mientras que en Carbónpolis el juego se expande a actividades como cocinar y crear inventos. Aunque el ritmo general es pausado y las mecánicas resultan repetitivas, la variedad de actividades está bien integrada y cada espacio tiene su propia personalidad, complementándose para darle más cuerpo al juego. Por desgracia, tanto los encargos como las actividades pecan de repetitivas, lo que puede penalizar bastante a usuarios que busquen algo más de acción o una narrativa profunda. Aun así, el encanto de los personajes y las misiones ayudan a suavizar un poco la repetitividad.
Aquí la historia es apenas una excusa para avanzar en las misiones y no tiene un rol central en la experiencia del juego. Los eventos son ligeros y se van desarrollando de forma sutil, dejando que el verdadero foco sea la colección de criaturas y la realización de tareas secundarias. Bien avanzada la aventura, un divertido minijuego de carreras en vagonetas añade una dosis de emoción. Este segmento se puede optimizar y mejorar con los objetos recolectados, y logra romper con el ritmo pausado de otras actividades. Es un aspecto que se disfruta y que habría sido genial desbloquear antes, ya que añade una capa adicional de diversión.
Visualmente, Shin chan: Nevado en Carbónpolis es una joya. Cada escenario parece pintado a mano, como si se tratara de una acuarela. Desde el diseño de personajes hasta los fondos, todo está cuidado con mucho mimo, creando una atmósfera encantadora. Este aspecto visual es sin duda uno de los puntos fuertes, y justifica gran parte de la experiencia de juego. A nivel sonoro, el juego cumple, aunque sin llegar a destacar. La música acompaña sin robar protagonismo, pero carece de melodías memorables, y los efectos de sonido, aunque simpáticos, siguen el mismo patrón. La ausencia de un doblaje en español también puede ser una pequeña decepción para los fans, pues le habría dado más inmersión.
En definitiva, Shin chan: Nevado en Carbónpolis es un juego pensado para un público específico, y en ese sentido, cumple lo que promete. Si disfrutas de las experiencias pausadas y el coleccionismo de criaturas, es una opción perfecta para relajarse y recordar con cierta nostalgia los veranos de pequeños (qué lejos quedan...sniff). Si lo que buscas es una historia profunda o una jugabilidad cargada de acción, es probable que este título se quede corto. Con un apartado visual impecable y una atmósfera que invita a la nostalgia, Nevado en Carbónpolis es una experiencia encantadora, pero para quienes sepan adaptarse a su ritmo.*Este análisis se ha realizado gracias a un código de descarga para Nintendo Switch que nos ha proporcionado la gente de JF Games PR Comms.