Análisis de SCHiM


Sombra aquí y sombra allá

SCHiM

SCHiM es un título que destaca por su concepto único y su enfoque relajante. Desarrollado por el creativo holandés Ewoud van der Werf, este juego nos sumerge en un mundo donde las sombras no son simples proyecciones, sino un recurso esencial para avanzar. En el papel de un espíritu con forma de rana, nuestra misión es sencilla pero significativa: saltar de sombra en sombra hasta reunirnos con nuestro humano.

La premisa de SCHiM gira en torno a un vínculo perdido. Cada objeto o ser vivo en este universo tiene un schim, su esencia vital, y la separación de esta sombra puede generar un deterioro irreversible. Es precisamente lo que sucede con nuestro protagonista tras un desafortunado accidente, iniciando un viaje para devolver al schim a su legítimo dueño.


El juego combina mecánicas simples con un diseño de niveles algo lineal. Nos invita a movernos entre sombras proyectadas por árboles, vehículos, farolas y otros elementos en movimiento. La jugabilidad es accesible, sin exigir una precisión extrema, lo que refuerza su identidad como una experiencia relajante. Incluso si fallamos un salto, disponemos de un segundo intento para llegar a nuestro objetivo.

A primera vista, SCHiM puede parecer sencillo, pero su estilo visual minimalista encierra una gran personalidad. Cada nivel está diseñado con una paleta de colores única que, aunque encantadora, puede volverse algo repetitiva en sesiones prolongadas. Es en movimiento donde el apartado gráfico brilla, con detalles sutiles que dan vida a este mundo de sombras. La música, por otro lado, es discreta y busca complementar la experiencia tranquila del juego. Sin embargo, puede pasar desapercibida, dejando una sensación de vacío en momentos donde una mayor presencia sonora habría enriquecido la atmósfera.


La mecánica principal de SCHiM consiste en saltar entre sombras para superar obstáculos o activar elementos del entorno. Aunque esta premisa es interesante, su ejecución peca de falta de ambición. Las ideas se desarrollan de forma superficial, y muchas mecánicas introducidas en los primeros compases no vuelven a aparecer más adelante, lo que deja una sensación de potencial desaprovechado. A pesar de ello, algunas fases finales muestran destellos de creatividad, integrando puzles que aprovechan de manera inteligente las sombras dinámicas. Estas se ven afectadas por factores como el movimiento de objetos o la iluminación, lo que añade una capa de variedad al conjunto.

SCHiM se posiciona claramente como un juego pensado para relajarse, más que para ofrecer desafíos. Su duración, de aproximadamente tres horas, y la escasa rejugabilidad, limitada a la búsqueda de objetos ocultos en los niveles, pueden dejar insatisfechos a aquellos que buscan una experiencia más profunda. Si buscas un juego ligero con una propuesta visual cautivadora y una mecánica de plataformas diferente, SCHiM es una excelente opción. Sin embargo, su falta de profundidad deja con la sensación de que podría haber sido mucho más.

*Este análisis se ha realizado gracias a un código de descarga para Nintendo Switch que nos ha proporcionado la gente de Pirate PR.

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