Análisis de Ultros


El género metroidvania ha alcanzado tal madurez que sorprender con una propuesta nueva es un reto bastante complicado. Sin embargo, Ultros llega con la firme intención de diferenciarse no solo por su apartado visual hipnótico, sino también por una mecánica de bucles temporales y un sistema de jardinería que transforma el entorno con cada ciclo. ¿Es suficiente para destacar entre la multitud o se queda a medio camino? Vamos a descubrirlo.

Desde el primer momento, Ultros nos sumerge en un mundo enigmático. Encarnamos a una exploradora espacial que despierta sin recuerdos en una nave llamada El Sarcófago, donde una entidad demoníaca yace dormida, amenazando con despertar. Sin muchas explicaciones, el juego nos lanza a una estructura metroidvania en la que la exploración, la acción y las plataformas se combinan en una experiencia que evoluciona con cada reinicio del ciclo temporal.


Lo que hace especial a Ultros es precisamente su sistema de bucles. Tras derrotar a ciertos enemigos clave, la protagonista regresa al punto de partida, perdiendo sus habilidades en el proceso. Sin embargo, no todo vuelve a su estado inicial: el mundo cambia de forma sutil y nuevas rutas emergen, invitando a experimentar y probar diferentes caminos en cada iteración. Este diseño genera una sensación de avance incluso cuando nos enfrentamos a la aparente frustración de perder progresos.

Si hay algo que hace que Ultros destaque a primera vista, es su estilo visual. Diseñado por El Huervo, conocido por su trabajo en Hotline Miami, el juego presenta un despliegue de colores vibrantes y formas orgánicas que recuerdan a una alucinación psicodélica. Cada escenario parece vivo, con una paleta cromática que cambia entre lo grotesco y lo hipnotizante.

Acompañando esta estética, la banda sonora adopta un enfoque sorprendentemente relajante. En lugar de una música frenética que subraye la acción, Ultros opta por composiciones orquestales y atmosféricas que refuerzan la sensación de extrañeza y exploración en un mundo alienígena.


El combate es rápido y fluido, aunque sin la exigencia de precisión quirúrgica de otros exponentes del género. Sin embargo, introduce una mecánica interesante: la calidad de los recursos obtenidos tras derrotar enemigos depende de la variedad de ataques utilizados. Esto incentiva un estilo de lucha más táctico y evita que caigamos en la repetición monótona de golpes.

A lo largo de la aventura, desbloqueamos mejoras a través del Córtex, un árbol de habilidades que depende de nuestra nutrición. Consumir los restos de los enemigos o las frutas generadas por la flora del escenario nos permite acceder a nuevas técnicas y mejoras, aunque muchas de ellas se pierden con cada reinicio del ciclo.

Uno de los aspectos más innovadores de Ultros es su sistema de jardinería. En varios puntos del mapa podemos plantar semillas que, al germinar en ciclos posteriores, modifican el escenario de formas inesperadas. Algunas plantas crean plataformas, otras generan lianas para trepar o incluso abren nuevos caminos. La exploración del mundo no solo depende de nuestras habilidades, sino también de cómo interactuamos con el ecosistema.

Si bien este sistema es una de las mayores fortalezas del juego, también presenta algunas imprecisiones en su manejo. A veces, plantar semillas o realizar injertos puede resultar más engorroso de lo deseado, lo que resta fluidez a la experiencia. Además, en las últimas horas del juego, la jardinería se convierte en un elemento clave para el progreso, exigiendo un backtracking que puede volverse tedioso si no hemos planificado bien nuestras acciones en ciclos anteriores.


Si bien el juego introduce conceptos frescos y una estética extremadamente original, no todas sus mecánicas están perfectamente afinadas. La repetición de los ciclos, aunque bien integrada en la narrativa y en la progresión, puede llegar a ser frustrante cuando sentimos que estamos reexplorando demasiado. Además, el sistema de jardinería, aunque innovador, no logra alcanzar la profundidad de otras mecánicas presentes en el juego.

En definitiva, Ultros es un metroidvania que apuesta por una estructura cíclica y un mundo vivo que cambia con cada iteración. Su arte deslumbrante y su enfoque en la jardinería como herramienta de progresión lo convierten en una experiencia única en el genero, aunque su ejecución no siempre está a la altura de sus ambiciones. Si buscas un metroidvania diferente, Ultros merece un lugar en tu radar.

 *Este análisis se ha realizado gracias a un código de descarga para Nintendo Switch que nos ha proporcionado los chic@s de Cosmocover.

Nintendo Acción

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