[Opinión] ¿Es realmente Donkey Kong 64 un buen juego?


Cuando Rare dominaba la industria durante la era de Nintendo 64, pocos estudios podían igualar su impacto. Con un catálogo repleto de éxitos, la compañía británica se consolidó como una de las más creativas y ambiciosas del momento. Entre sus múltiples lanzamientos (11 en apenas 5 años), hubo uno que destacó tanto por sus virtudes como por sus defectos: Donkey Kong 64.

Lanzado en 1999, este título de plataformas 3D generó grandes expectativas, especialmente después del éxito arrollador de Banjo-Kazooie. Los jugadores esperaban una experiencia innovadora con la familia Kong, y Rare no escatimó en ambición. El juego ofrecía un vasto mundo interconectado, múltiples personajes jugables y una enorme cantidad de desafíos. Sin embargo, con el paso del tiempo, su diseño ha sido objeto de un intenso debate.


Uno de los aspectos más discutidos de Donkey Kong 64 es su énfasis en la recolección de objetos. En su afán por expandir la duración del juego, Rare introdujo una cantidad casi absurda de coleccionables. Desde bananas de distintos colores hasta monedas especiales y llaves, el juego exige una exploración meticulosa y un considerable backtracking, lo que puede generar fatiga en los jugadores. De hecho, este diseño lo llevó a entrar en el Libro Guinness de los récords como el juego con más coleccionables en la historia.

El excesivo número de personajes jugables es otro punto de debate. Aunque la idea de controlar a Donkey, Diddy, Tiny, Lanky y Chunky Kong suena atractiva, en la práctica se traduce en un constante cambio de personajes para recolectar objetos específicos de cada uno. Esto, sumado al tamaño de los niveles y la necesidad de regresar repetidamente a ciertas áreas, hizo que la experiencia resultara tediosa para algunos jugadores.


Pero más allá de sus aciertos y errores, Donkey Kong 64 representa un momento clave en la evolución de los plataformas 3D. A finales de los noventa, el género vivía su época dorada, con títulos como Super Mario 64 y Banjo-Kazooie estableciendo nuevas normas. Rare buscó ir aún más allá, ofreciendo un juego de proporciones gigantescas y mecánicas variadas que, aunque ambiciosas, terminaron siendo un arma de doble filo.

A pesar de estos problemas, es innegable que el título tiene méritos. Sus escenarios están llenos de vida y variedad, con entornos detallados que aprovechan al máximo el hardware de la consola (gracias al Expansion Pak). Los enfrentamientos contra jefes son espectaculares, destacando el épico combate final. Además, la banda sonora de Grant Kirkhope es simplemente magistral, con temas que siguen resonando en la memoria de los fans.


Aun así, el título conserva una legión de seguidores que lo defienden con pasión. Su estética colorida, su humor característico y la variedad de mecánicas jugables lo convierten en un juego único dentro de la Nintendo 64. Para muchos, la nostalgia juega un papel clave en su apreciación, pero también hay quienes valoran su ambición y escala, incluso con sus defectos. ¡Incluso hay gente que adora el DK Rap!

En retrospectiva, Donkey Kong 64 es un juego que pudo haber sido mejor equilibrado, pero que aún posee un encanto innegable. Su escala, sus mecánicas y su presentación lo convierten en una joya peculiar dentro del catálogo de la Nintendo 64. Ahora que está disponible en la biblioteca de clásicos de Switch, quizás sea el momento perfecto para que una nueva generación lo descubra y para que los veteranos le den una segunda oportunidad. Redescubrir Donkey Kong 64 es también entender una etapa en la que Rare experimentó sin límites, dejando una huella imborrable en la historia del videojuego.

Nintendo Acción

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